Teatro leído

Concepto

El teatro leído consiste en la lectura dramatizada de textos teatrales que tan solo exigen una mínima adaptación para ser representados con la ayuda fundamentalmente de la palabra, a cualquier edad, únicamente con la condición de un dominio lector a niveles aceptables, y en múltiples espacios, que se pueden transformar de su cotidianeidad a la condición de escenario. Tal vez sea esta una definición acertada por simple, pero efectiva, del término.

El teatro en general, y el teatro leído en particular, es un excelente instrumento de acción educativa, social y cultural, una estrategia privilegiada de animación sociolingüística y a la lectura, favorecedora de aficiones a las artes escénicas y tremendamente lúdica.

Estas potencialidades lo facultan como herramienta versátil y de fácil aplicación para ser desarrollada en contextos escolares, de tiempo libre y socioculturales en general, con carácter intergeneracional y por toda una amplia variedad de agentes sociales, educativos y culturales.

El gran público puede recordar cómo décadas atrás era testigo y fiel seguidor de seriales radiofónicos que permanecen en el imaginario afectivo de varias generaciones y que son un ejemplo mediático de la aplicación práctica de esta modalidad interpretativa, como lo ha sido, con otros objetivos de carácter sensibilizador y crítico, el teatro social y del oprimido, con autores como Paulo Freire o Augusto Boal.

Análisis

Disfrutar lúdicamente de una actividad grupal que favorece la sociabilidad y la relación interpersonal e intergeneracional genera unos atractivos que facultan a esta actividad artística para ser utilizada como estrategia de animación sociocultural.

Desde la infancia, donde el niño trata de combinar sus propios recursos fonéticos, de explorar sus posibilidades, de divertirse con la producción de sonidos inéditos y el ritmo de las palabras, el teatro leído es un recurso lúdico educativo innegable. Los pequeños encuentran un placer especial en el juego teatral, donde la narrativa oral opera como un vehículo de emociones: despierta su sensibilidad y conduce su imaginación a través del gesto y la dramatización de la palabra.

Pero, además, esta actividad lúdica posee muchas potencialidades para la educación cultural de las personas adultas y mayores. Su carácter eminentemente práctico y relacional la faculta para ser llevada a cabo entre una variedad de protagonistas. Los múltiples profesionales de la acción social, intervención en el tiempo libre, la dinamización sociocultural o la animación a la lectura saben de tales virtualidades. Desde la comprensión lectora, la expresividad a través de la comunicación no verbal, hasta la educación emocional –entender que el proceder de las personas va más allá de adquirir y utilizar la información u obtener conocimiento–, son susceptibles de ser trabajadas por medio de esta metodología de expresión dramática.

Implicaciones

En múltiples contextos educativos, como la escuela y sus diversos espacios y tiempos; sociales, como hospitales, aulas de la tercera edad, campamentos, hogares…, y culturales, como bibliotecas, ludotecas…, las técnicas parateatrales que utiliza el teatro leído lo capacitan como una herramienta recomendable de intervención. Nos referimos al teatro como proceso –su dramatización– y no como finalidad –contemplar un espectáculo– y siendo conscientes de la escasa necesidad de recursos escénicos para su experimentación práctica.

La memoria y el ingenio, conjugando la función poética y lúdica del lenguaje, pro- porciona elementos educativos que ayudan al desarrollo evolutivo de la persona. Trabajar la entonación, el ritmo, el gesto, la motricidad y la capacidad de recordar, la improvisación, provoca en quien lo experimenta satisfacciones personales bien definidas. Mejora su desinhibición y expresividad comunicativa, tanto oral como gestual, y en un entorno que el animador teatral debe procurar siempre que sea amable pedagógicamente.

Abordar las profesiones afines al teatro: escenografía, dirección, vestuario, iluminación…, introducir al participante en las labores de publicitación de los montajes o acercarle al mundo de los escritores dramáticos, también viene posibilitado por el teatro leído. Además, al amparo de iniciativas de difusión cultural, como son los fes- tivales y muestras de teatro profesional, se están realizando interesantes experiencias de promoción del teatro leído. Es el caso, como ejemplo actual, del FIOT (Festival Internacional de Outono de Teatro) en Carballo (A Coruña-España). Allí, en colaboración con los centros escolares y la cadena radiofónica Voz, profesores-monitores y escolares participan en un certamen que estimula este tipo de actividad y es representado tanto en la emisora como en el teatro local.

Referencias

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Torras i Albert, Á. (2012), «El teatro en la
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Fecha de ultima modificación: 2014-03-24